Humildad: La Característica Indispensable que “Invictus” Nos Enseña para Ser Mejores Líderes

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En el complejo camino del liderazgo, donde la visión estratégica, la comunicación efectiva y la capacidad de tomar decisiones difíciles son a menudo destacadas, existe una característica que, aunque a veces subestimada, resulta “indispensable para el buen desempeño de un buen líder”. Nos referimos a la humildad. Pero, ¿cómo podemos comprender a profundidad por qué la humildad es tan crucial, especialmente en momentos de gran desafío y división? Afortunadamente, podemos “apoyarme en un medio muy poderoso que es el cine y a través de una película explicarles por qué es importante la humildad para un buen desempeño”. La película en cuestión, a la que se hace “cualquier acción referencia es espíritus” (Invictus), ofrece un estudio de caso fascinante.

La historia de “Invictus” se sitúa en la Sudáfrica posterior al Apartheid, un sistema de segregación racial brutal que duró más de 50 años, donde una minoría blanca controlaba los recursos y el poder, mientras la mayoría negra era sometida a condiciones de vida y trabajo precarias. Nelson Mandela, tras 27 años de encarcelamiento por su lucha contra el Apartheid, es elegido presidente de una nación profundamente dividida. Durante su tiempo en prisión, Mandela no se limitó a resistir; “estuvo analizando a sus guardias a sus entre paréntesis enemigos”, aprendió su lenguaje, lectura, poesía y música. Crucialmente, comprendió la importancia que tenía el rugby para los sudafricanos blancos. El rugby, simbolizando el poder blanco y el Apartheid, se convierte en un elemento clave en la visión de Mandela para unir a la nación.

En este contexto histórico y social, la humildad de Mandela emerge no como debilidad, sino como una herramienta estratégica y humana poderosa. Un momento clave que ilustra esto es su encuentro con Francois Pienaar, el capitán de la selección sudafricana de rugby, los Springboks. Mandela invita al capitán a su despacho en la presidencia. La escena de este encuentro está cargada de mensajes sutiles sobre el liderazgo y la humildad.

Al recibir al capitán, el presidente Mandela muestra visiblemente “su felicidad su agradecimiento por haber aceptado la invitación”. Pero los gestos van más allá de la cortesía. Una vez dentro de la “inmensa oficina”, en lugar de sentarse detrás de su imponente escritorio, Mandela “se va al lado del capitán colocarse al mismo nivel mandando un mensaje de yo soy superior a ti sino yo soy igual”. Este simple acto físico de colocarse “al mismo nivel” es una demostración poderosa de humildad y respeto, disolviendo barreras jerárquicas y raciales en un país acostumbrado a ellas.

Otro elemento destacable de la escena involucra a la persona que sirve el té, “la señora de los tintos”, que es blanca. Mandela la recibe con una calidez sorprendente, diciéndole “Sra. Smith cada vez que la veo usted me ilumina”. Luego, con total naturalidad, la presenta al capitán del equipo. Esto subraya una lección importante: un líder humilde reconoce y valora a cada persona en su entorno, sin importar su rol. Como se menciona, a veces los líderes “ni siquiera sabemos el nombre de la señora que sirve el café en la oficina”, pero un verdadero líder reconoce la dignidad en todos. La humildad también se manifiesta cuando la señora de los tintos ofrece servir el té; Mandela le dice “no te preocupes puedes retirarte yo lo sirvo”. Él mismo sirve el té, dejando al capitán sorprendido. Estos actos, aparentemente pequeños, comunican un profundo respeto y una falta de apego a las formalidades de poder.

La conversación continúa y Mandela muestra otra faceta de su humildad al preguntar por la salud del capitán, específicamente sobre su tobillo. La sorpresa del capitán es evidente: “¿cómo asiste un presidente con tanta información está atento de todos esos detalles?”. La respuesta de Mandela, “así es en el juego así es la vida, uno no está siempre 100% para esto para cada para cada situación”, revela una comprensión empática y realista de las limitaciones humanas, tanto en el deporte como en la vida, incluyendo las del propio líder. Reconocer que “uno no está siempre 100%” es un acto de humildad.

Finalmente, Mandela llega a la razón principal de la reunión: pide al capitán que le cuente su “filosofía de liderazgo” y cómo inspira a su equipo para que “den lo mejor de sí”. Aquí, el líder de la nación, el presidente, humildemente busca aprender del capitán de rugby. Esta búsqueda de conocimiento y perspectiva de otros, sin asumir que uno lo sabe todo, es una marca de humildad. Mandela comparte su propia fuente de inspiración durante los años difíciles en prisión: “un poema y un poema de ustedes” y la música, elementos que le daban “esa fuerza para seguir adelante” cuando “quería tirar la toalla”. Le aconseja a Pienaar que busque ese “elemento externo que logre que tú te inspires” y que, como capitán, logre “que todos vayan detrás de ti y den lo mejor de ti”. La humildad le permite a Mandela reconocer que necesita un aliado, otro líder en un ámbito diferente, para lograr su objetivo nacional.

Este análisis nos recuerda que la humildad va de la mano con el reconocimiento de nuestras propias limitaciones. “Humildad mientras para que para saber que no todos lo sabemos no todo el mundo sabe todo”. La falta de esta cualidad puede observarse en “reuniones directivas donde veo esa total falta de tranquilidad”, donde prevalece el “discurso de ellos para tratar de salir adelante” y se pierde “el sentido de tratar de escuchar o de entender al otro”.

Más allá de la interacción personal, la humildad es crucial para la supervivencia y el éxito de cualquier organización. La historia está llena de ejemplos de cómo la “falta de esa cualidad nos lleva a no darle lectura a esas a esas variables” que el entorno nos presenta. Casos como “la empresa Blockbuster con el tema de Netflix”, Kodak o Atari son mencionados como ejemplos de “falta de humildad para reconocer una información que le daba el entorno para poder tomar decisiones”, lo que finalmente les costó caro. La humildad para escuchar, para observar, para admitir que puede haber una mejor manera o una nueva realidad es vital.

En resumen, “Invictus” a través de la figura de Nelson Mandela, magistralmente analizada, nos muestra que la humildad para un “buen líder” no es una debilidad, sino una fuente de fortaleza. Es la capacidad de reconocer que uno no puede solo, de buscar ayuda en otros, de valorar a cada persona, de estar atento a los detalles, de aprender de los demás, de mantenerse fiel a la propia inspiración, y de tener la apertura para reconocer las señales del entorno. Es esta característica indispensable la que permite unir, inspirar y guiar efectivamente, incluso en los momentos más difíciles.

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